Las personas tratan bien a los animales callejeros
Los animales son ángeles puros en esta tierra, todo lo que dan es amor y afecto y siempre están ahà para ti, protegiéndote y cuidándote. Aunque no los entendamos, con el tiempo aprendemos a interpretar lo que están diciendo con sus gestos, por ejemplo si tienen hambre, frÃo o calor. Todo esto lo aprendemos al vivir con ellos, y eso nos convierte en mejores personas. Quiero que hagamos entender a la gente que los animales son seres sensibles que merecen respeto, cuidado y mucho amor.
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FotografÃa y texto de Evelin Samara Higuita Gallego
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Gufy, el perro callejero.
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Cada vez que desciende la noche oscura y frÃa, Gufy se enfrenta a su triste realidad, abandonado en las calles, sintiéndose triste y desprotegido, sin ningún lugar a donde ir, sin haber comido un bocado en todo el dÃa, sin haber sentido ningún amor, y lo único que recibe Gufy en las calles es desdén. Nadie siente empatÃa por él. No se dan cuenta de que es solo una criatura inocente que solo necesita la atención de un dueño, alguien que lo proteja y le muestre amor.
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FotografÃa y texto de Laura Cristina Duarte Urrego
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La desesperación de Lucas
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En una noche oscura, el perro Lucas se sienta en un campo mirando la puesta de sol y piensa: "¿Qué me pasará ahora que mi dueño ha muerto?"
Lucas decidió ir a la casa de los nietos de su dueño y, al llegar, recibió una gran patada de Juan, el nieto mayor. Luego corrió al patio donde Laura, la otra nieta, lo empapó en un balde de agua. Luis, el último nieto, optó por abrazarlo, lo que lo hizo muy feliz. Luis se habÃa dado cuenta de que el perro era Lucas, el perro de su abuelo. Cuando los nietos se dieron cuenta de que su abuelo habÃa muerto, fueron a cobrar su herencia, pero el abogado les dijo que todo habÃa quedado en manos de Lucas, el perro de [su abuelo, el Sr.] Miguel Cifuentes Espinal. Laura y Juan querÃan matar al perro pero Lucas se acercó a Luis, y lo miró con el rostro lleno de tal felicidad, que Luis lo llevó a vivir con él en un nuevo hogar.
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FotografÃa y texto de Elian Steven Agudelo Manco
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No podemos obligarte a amar a los animales, pero debes respetarlos, ya que no hay mayor crueldad y cobardÃa que ofrecerles amor para luego abandonarlos.
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FotografÃa y texto de Yonaider Tuberquia Córdoba
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